lunes, 6 de diciembre de 2010

Solidaridad

Se sentó en frente de la pantalla del ordenador. Lo encendió. Pasado los dos minutos prescritos, esta se coloreó de un azul turquesa, un poco rebajado en intensidad. El resto estaba vacío. Había ocultado todos los iconos. La miró con melancolía, se reconoció en ella. El mismo vacío, la misma soledad. Abrazó la pantalla y empezó a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario