jueves, 14 de octubre de 2010

Meditación


Salió al patio por la puerta trasera y después de hacer un agujero de una profundidad determinada por el cansancio y dolor de espalda, enterró cariñosamente su colección completa de discos de The Beatles.
Entró de nuevo en la casa, cerrando la puerta y sellándola con un antiguo y corroído cerrojo. Se dirigió con calma a la puerta principal, atrancándola con una barra metálica que había colocado previsor la semana anterior. Seguidamente fue cerrando las ventanas una a una, bajando las persianas, ajustando las contraventanas. La vivienda se fue sumiendo en la penumbra primero, y de manera paulatina, en la obscuridad. Desconectó el cable del teléfono. Quitó los fusibles de la luz.
A tientas, se dirigió al piso superior, entró en una habitación, cerró con cuidado la puerta y se tendió en la cama. Empezó a meditar.
De esto hace cinco años. Y sigue meditando

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