Despertó en la oscuridad. Apretó el interruptor de la luz y no ocurrió nada. Insistió, consiguiendo el mismo resultado. Incorporándose, buscó a tientas la silla donde había dejado la ropa. Encontró los pantalones y en ello un mechero.
Al encenderlo descubrió el quinqué sobre la mesa y recordó que se hallaba en París para presenciar el guillotinamiento de Danton
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